Elías Quijada
El diagnóstico para el Trastorno del Espectro Autista (TEA) es totalmente clínico porque no existe una prueba de laboratorio, de imagen u otro estudio que indique con exactitud que un menor de edad tenga o no autismo; mayormente, esta información, en primera instancia, es recabada por los padres de familia, cuidadores principales o en estancias infantiles.
Alessy Andrea Córdova Muro, neuróloga pediatra, destacó que el diagnóstico temprano es de suma importancia porque cambia la dinámica del núcleo familiar, el quehacer en el transcurso del tiempo y también mejora la atención clínica de las personas con el Trastorno del Espectro Autista; con ello, dijo, se coadyuva a elevar la calidad de vida.
A propósito del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, que se conmemora cada 2 de abril, la especialista fue invitada por la Dirección de Apoyo a Estudiantes, a través del Área de Apoyo a la Educación Inclusiva de la Universidad de Sonora, y ofreció la conferencia “Generalidades del trastorno del espectro autista”.
Comentó que referirse a esta condición de desarrollo causada por diferencias en el cerebro resulta muy extenso, pero el objetivo de la charla fue llegar a una verdadera visualización, así como a entender el rol importante de estas personas como integrantes de una sociedad inclusiva.
Algunos indicadores que marcan pauta
Mencionó que los indicadores tempranos marcan la pauta para los padres de familia sobre el autismo en algún integrante de la familia, el cual se puede notar en menores de seis meses de vida poque tienen poco seguimiento visual; de los seis meses a un año, las características van a tener poca respuesta a su nombre, no mantiene una sonrisa social o comportamientos que tendrían otros niños.
A partir del año en adelante, el lenguaje y la interacción social o intereses restrictivos o repetitivos son los factores neurodivergentes que se presentan y son causa para acudir con el pediatra, pero lo ideal es buscar atención médica especializada.
“Se deben buscar otras cosas que pudieran explicar un retraso del desarrollo y no puede ser exactamente un diagnóstico del espectro autista y es donde la valoración médica o clínica tiene mucho sentido; es decir, algunas personas sin TEA también podrían presentar algunos de estos síntomas por lo que puede aportar dificultades para las personas con autismo”, explicó.
Hay apertura
Córdova Muro afirmó que en lo social es complicado la aceptación de las personas con algún diagnóstico relacionado al autismo porque su capacidad de entender o hablar es limitado, pero hoy en día hay más apertura por el concepto de la inclusión o escuelas integradoras, pero aun así hay mucho camino por avanzar.
“No hay una clasificación para el autismo, entonces realmente no son grados de autismo, sino el nivel de apoyo por parte del médico, familia y educadoras que necesitan las personas con la discapacidad neurodivergente”, sostuvo.
Dijo que en Sonora no hay un censo propiamente para saber cuántas personas tienen diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista, pero existen instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social, la Secretaría de Salud estatal, las clínicas de neurodesarrollo, el Centro de Rehabilitación de Educación Especial (CREE), el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT), así como asociaciones civiles y consultorios privados, que pueden ofrecer un diagnóstico oportuno.